miércoles, 30 de enero de 2008

Enfermeras desamparadas: Nunca se piensa en ellas hasta que se les necesita

Enfermeras desamparadas
Juan Veledíaz El Universal Domingo 14 de agosto de 2005
Nunca se piensa en ellas hasta que se les necesita. Su trabajo es vital, pero no se les reconoce. Por eso han creado su sindicato
Cuando en 1994 Susana Hernández Peña terminó su licenciatura en enfermería, no pensó que durante los siguientes 11 años entendería lo que es trabajar como "marginada". Cada día, al salir de su casa, aún con las sombras nocturnas para estar puntual a las siete e iniciar su turno de ocho horas, repasa los aspectos que le dan razón para sentirse de esta manera, pues tiene que laborar uno o dos días varias horas extra sin que se las paguen. Atiende un promedio de 30 pacientes, cuando la norma es cinco o seis; con limitaciones como escasez de medicamentos y equipo, asiste en emergencias cuando los recursos del hospital son pocos, y lleva la pesada loza de que la disciplina no cuenta con reconocimiento social ni profesional.
"Todo esto así lo resumo, son algunas de las expresiones vigentes en el trabajo de una enfermera", explica esta mujer de 39 años.
Su trabajo en el área de perinatología de un hospital de salud pública del gobierno federal inicia desde temprana hora, cuando llega a revisar las hojas de control de cada interno, registra los detalles con su jefa de enfermeras, quien traza los requerimientos del día para los 27 pacientes que la esperan, y sigue con los pedimentos de apoyo y asistencia para los médicos y especialistas.
El blanco de su vestimenta la uniforma con el resto de sus compañeros, pero su perfil profesional marca la diferencia por los conocimientos que posee y los que tienen los técnicos en enfermería, es decir, sus colegas que cuentan con estudios elementales y que suelen ser mayoría.
"Pero en nuestro salario somos casi iguales, no importa si tienes licenciatura o estás preparado en otra área, como no tenemos reconocimiento profesional se nos trata igual y se nos margina en todo", afirma.
Las condiciones por las que atraviesa la profesión en México llevaron hace un par de semanas a que se constituyera el primer sindicato independiente de enfermeras.
"El sindicato no busca competir con el del ISSSTE o el IMSS, sino unificar al gremio, luchar por los derechos laborales de una población que se estima en 3 millones y medio de hombres y mujeres que se dedican a esta disciplina, y alcanzar el estatus que aún no tienen en sus centros de trabajo", explica Rosalía Ávila, diputada suplente del PRD.
La legisladora fue una de las organizadoras del foro "Los derechos de las enfermeras mexicanas" que se efectuó en diciembre en la Cámara de Diputados, y quien junto con otras profesionales en enfermería constituyó la nueva organización.
En México existe el maltrato, sobre todo en clínicas privadas, despidos injustificados y hay hospitales donde no se les reconoce la antigüedad ni tienen seguridad social ni laboral, añade.
"Tenemos el caso del Instituto de Cancerología, donde las enfermeras no tienen base y se les contrata cada tres meses; entre contrato y contrato les dejan 15 días sin trabajo; ganan muy poco, alrededor de 64 pesos al día, por jornadas que a veces rebasan las ocho horas; no tienen derecho de antigüedad y están desprotegidas laboralmente".
Susana Hernández Peña gana en promedio 8 mil pesos al mes; es una de las 170 mil enfermeras que trabajan con plaza dentro de hospitales del gobierno, según cifras de enero de 2004 de la Secretaría de Salud.
Otras estadísticas, como las del INEGI dadas a conocer también el año pasado, señalan que hay 30 mil enfermeras en hospitales privados, mientras otras 102 mil no se sabe dónde laboran, pues pueden hacerlo en consultorios, en enfermerías de fábricas o empresas.
En México el trabajo de enfermería está catalogado al mismo nivel de un peluquero, un plomero o un mesero, señala Blanca Escamilla Wienmann, una enfermera independiente con estudios de maestría quien trabajó durante más de 25 años en hospitales y centros de salud y es una de las fundadoras del sindicato.
Como vocal del Colegio Nacional de Enfermeras su experiencia le ha permitido desde hace algunos años analizar el problema, el cual, dice, no tiene visos de resolverse pues persiste el incumplimiento de aquella promesa hecha por el presidente Vicente Fox de sacar la actividad de la lista de "oficios", para que deje de ser una actividad regida por el tabulador de salarios mínimos y lograr que se reconozca como profesión, y en los hospitales sea de autoridad y no solo de responsabilidad.
"En el caso de las enfermeras que trabajan horas extra no se les aplica la Ley Federal del Trabajo, es decir, no se les paga esta labor de más, se tienen que quedar a trabajar otro turno para que se les haga efectivo; de lo contrario no ganan nada", explica.
Cuando Rebeca Luna Vega inició su trabajo de enfermera hace 42 años, lo hizo como aprendiz pues lo que les exigían en aquel tiempo a quienes aspiraban a trabajar en esta actividad era un curso de auxiliar de enfermería y se aceptaba con sólo tener primaria. Al paso del tiempo fue necesario contar con secundaria, como ocurre ahora con quienes son técnicos en enfermería.
Durante estas cuatro últimas décadas a esta enfermera, quien labora en el hospital Juárez, le ha tocado presenciar cómo el trabajo dejó de ser visto como "de sirvienta, de ayudante de los médicos, a ser más profesional, es decir con estudios especializados y áreas de desarrollo profesional".
La actividad de la enfermería está incluida en el Tratado de Libre Comercio de América del Norte; pese a ello, en México existen en promedio 19 enfermeras por cada 100 mil habitantes, cantidad que se aleja de la norma internacional que señala que por lo menos debe haber 60 por esta cantidad de personas.

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